
Suave murmullo lánguido y triste,
calor de fuego junto al hogar;
intimas tardes, noches amigas,
que nos invitan siempre a soñar.
Ecos de voces, dulces recuerdos,
tiene la abuela en su corazón;
horas felices va reviviendo,
mientras se mece el viejo sillón.
Días de lluvia llantos eternos,
noches de lluvia con santa paz;
laten serenos los corazones,
y de las gotas sigue el compás.
Pálidas manos sobre un teclado,
se oyen las notas de un viejo vals;
mientras las gotas, como diamantes,
cantan su himno de soledad.
Marga Mangione
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