jueves, 31 de enero de 2008

BUSCO UNA EXCUSA PARA CREER

3º Mención Concurso "Génesis" 2005 de Poesía y Cuento
XVIII Nacional y III Internacional del Grupo Literario
Unquillo de la Provincia de Córdoba



El ocaso pinta de arrebol la calle:
desde mi ventana yo veo pasar,
bandadas de nubes de rojo teñidas,
que marchan camino de la inmensidad.
La tarde se muere igual que mis sueños,
mis ojos cansados se niegan a ver,
horizontes tumbas de soles perdidos,
que alumbraron horas de dicha y placer.
Rutinarios días transcurren en vano,
dejando en mi alma sólo sinsabor,
sentada en mi cuarto añoro los días,
en los que vivía sin este dolor...
La primera estrella se asoma a lo lejos
con un titilante destello de luz,
mi retina atrapa el brillo distante,
que me trae mensajes de resurrección.
Tercas depresiones matan esperanzas,
avasallan sueños, derrumban mi fe,
alerta mi mente destruye ilusiones
gritándole a mi alma que no te veré,
que no existe nada después de la vida,
que todo termina luego de morir,
mi corazón quiere callar a mi mente,
inventando excusas para resistir
y en eterna lucha agoto mi cuerpo,
que no tiene fuerzas ya para seguir.
La noche cerrada se llena de brillos,
y una luna enorme comienza a subir,
contemplo extasiada toda la grandeza
del mágico embrujo de la creación,
y por un instante se aquieta mi alma,
borro las certezas que da mi razón
sereno mi mente y en tenaz esfuerzo,
sólo escucho el ruego de mi corazón.


Marga Mangione
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IRAK




1º Mención Concurso Literario de Poesía "Poetas del Sur" 2005



Humo azul, densa niebla desolada
atravesando el muro de las horas,
lluvia cayendo en cortina silenciosa
calando huesos de estatuas vengadoras.
Edad sin tiempo, soberbia y codiciosa,
que se convierte en pleamar, y luego mengua.
Montes de fuego, cuyas filosas lenguas,
devoran carnes mustias y cansadas,
altar repleto de gárgolas violentas,
en noches de fatigas desveladas.
Miedo y horror, llenando cavidades,
desde el hondo suburbio de las venas,
ángeles negros que construyen ciudades
y atravesando eras de cibernética,
retornan a vivir con dinosaurios,
en danzas seductoras y frenéticas.
Dolor y más dolor en rebeldía,
cuerpos que se fragmentan y se esparcen
sacudiendo la modorra de los días,
de los que nunca quisieron inmolarse.
Muerte y escombros, destrucción y llanto,
la cuna de la humanidad se desvanece,
el hombre, que en su propia decadencia,
con su sed de venganza se envilece,
olvida que la vida es lo importante,
envuelto en su ambición se cree gigante
y por propia voluntad, desaparece.
Humo azul, jeroglífico que al cielo,
eleva el llanto de niños y mujeres,
viudas y huérfanos con hambre y con miseria
que ignoran tiempos de goces y placeres.
Espíritus que forman en las sombras
números de estadísticas fatales...
¿Cuántos muertos más son necesarios,
para acabar con todos estos males?



Marga Mangione
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MI DUENDE SOLITARIO


Habita en mis espacios
vacíos de ternura,
un duende que el otoño
incorporó a mi piel;
un duende solitario
que me hace compañía,
eternamente joven,
y eternamente fiel.
Se esconde sigiloso
en medio de mi alma,
se arropa con recuerdos,
se alimenta de amor;
un amor que he perdido
consumiendo mis horas,
alimentando un sueño
que era sólo un error.
Un duende que pasea
por mis horas cansadas,
su bullicio de vida,
su silencio de muerte;
se mira en los espejos
con mi misma mirada,
apegado a mis horas,
y prendido a mi suerte.
¿Dónde se irá ese duende,
el día de mi partida?
¿Qué espacios desolados,
se atreverá a ocupar?
¿A qué otro solitario,
le brindara ternura?
¿O en el viaje postrero,
me habrá de acompañar?
Ese duende que habita,
mis vacíos espacios,
eternamente joven,
y eternamente fiel;
se ha instalado en mi alma
el día de su partida,
pues sabe que mi vida,
ya no es vida sin él.


Marga Mangione



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INCLEMENCIA


Premio Certamen Grupo Literario “Poetas del Sur” 2007
Auspiciado por la Asociación Ecológica Social de Bernal,
Partido de Quilmes, Provincia de Buenos Aires


A través del cristal miro el sendero,
que la lluvia mojó con sus caudales;
sin compasión dejó caer el agua,
y todo es gris en esta oscura tarde.
Veo por la ventana que la gente,
pasa corriendo para no mojarse,
nadie vuelve la vista hacia mi casa;
todos se alejan, ajenos y distantes.
Mis ojos se pasean lentamente
por los charcos que anegan la avenida,
la lluvia es paz, para el árbol sediento.
y para el transeúnte es una insidia.
Cuando llueve, en mi hueco de nostalgias;
lloran de pena los duendes del olvido,
y mantienen en vilo tu recuerdo,
a pesar de los años transcurridos.
Cuando llueve no puedo sustraerme
a la inútil rutina de esperarte,
como hice ayer, como lo haré mañana,
con la devota pasión de un fiel amante.
No llegarás: la razón me lo dice,
nunca vendrá tu voz a consolarme,
y no tengo siquiera la esperanza,
quimérica y remota de encontrarte.
Nunca tu mano tomará la mía
nunca tu boca tornará a besarme,
nunca más llegarás hasta esta puerta,
donde el adiós no pudo concretarse.
No has de volver, pero cuando la lluvia,
arrecia sin piedad sobre la calle,
mi corazón, enamorado y loco,
se abre de par en par para esperarte.
Y aunque sé que es inútil este anhelo;
que no hay futuro en esta espera vana,
siento el alma ensancharse de deseos,
siempre que veo llover tras la ventana.
No puedo obviar el ansia que me invade;
grito en silencio que vengas a buscarme,
la inclemencia hace nido en mi guarida,
porque llueve; y no estás para abrazarme…

Marga Mangione
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DESCONSUELO


Publicado en la Antología "DUENDES del SUR II"
del Grupo "Almafuerte" - año 2007

Busco sueños en noches desveladas
añorando ilusiones ya perdidas,
y empapando mis carnes desgarradas
con la hiel que hoy aumenta mis heridas.


Detrás de mis pupilas agrandadas
en la negra oquedad de mi guarida,
las lágrimas me roban las miradas
empañando el espejo de mi vida.


Hay un cielo de nubes apretadas
y una verdad que acaso fue mentida,
negándole la luz a mi alborada,


narrándome esta historia repetida.
¡Tanta angustia perdiéndose en la nada!
¡Tanto dolor, detrás de tu partida!


Marga Mangione
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ERAN UNOS OJOS...


Publicado en el cuadernillo del Taller Literario de la Secretaría de Cultura
de la Municipalidad de Berazategui - Año 2000

Eran unos ojos
de un color extraño,
entre el gris y el verde.
Eran unos ojos
con un gesto huraño,
del que penas muerde.

Tristes ojos eran
los extraños ojos,
que dejé aquel día.
Tristes ojos eran
muy llenos de enojos,
y de rebeldía.

Los ojos aquellos
que en mi alma perduran,
y yo nunca olvido.
Los ojos aquellos
que mis ojos lloran,
pues los he perdido.

Son los bellos ojos
de un amor lejano,
dormido en las sombras.
Son los bellos ojos
de un sueño tirano,
que siempre te nombra.

Yo dejé sus ojos
volando extasiada,
tras una quimera.
Yo dejé sus ojos
y hoy vivo extraviada,
porque no me espera.

¿Serán esos ojos
los que yo perciba,
cuando inicie el vuelo?
¿Serán esos ojos
los que me reciban,
cuando llegue al cielo?

¡Ah, sus bellos ojos
están en la niebla,
de la lejanía!
¡Ah, sus bellos ojos
que la ausencia nubla,
porque los quería!


Marga Mangione


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miércoles, 30 de enero de 2008

COMO LA LUCIÉRNAGA


3º Premio Concurso
Carlota de Dominico 2006



"Anímate a ser como la Luciérnaga,
y descubrirás que en tu vida hay un
poco de luz para iluminar a otros”

René Juan Trossero

Astros titilantes brillan en las sombras
de la negra noche donde me he perdido.
Mientras los observo, ajenos, distantes,
entre las penumbras de mis desvaríos,
no puedo alejarte de mis pensamientos
que obstinados vuelven, a lo que se ha ido.
Y otra vez pregunto: ¿por qué me dejaste?,
si juraste amarme con loco delirio.
Y no hallo respuestas que puedan librarme,
de toda la angustia de este cruel destino.
Los astros lejanos alumbran la noche,
desde el negro espacio, tan ciegos, tan fríos,
de tanta belleza haciendo derroche,
mientras al mirarlos yo ignoro el estío.
Y tiembla mi cuerpo que añora tus brazos,
y tus dulces besos, que creí tan míos.
Los preciosos astros que adornan el cielo,
con su indiferencia, haciéndome guiños;
¿estarán tan solos, como yo me siento?
¿O serán felices con su raro sino…?
Alumbrar a otros con su luz radiante,
solos, en el hondo vacío infinito.
¿Podré aprender en mi negra vida,
a irradiar fulgor hacia quién me mira?
¿O iré indiferente, hundida en el tedio,
perdida en la angustia del horrible hastío,
que dejó tu ausencia, y yo, no domino?
¡Ah, cómo quisiera que la providencia,
con su azar fortuito viniera en mi auxilio!
Pero sigo a solas con mis pensamientos,
que absurdos y necios, tercos y malignos,
me llenan las venas de un gélido fluido,
que congela mi alma, si no estás conmigo.
Con rabia pregunto, aunque no hay respuestas,
¿dónde está la luz que hoy necesito?
¿Seré como un astro negro y deslucido,
que sólo refleja la luz de otros astros,
y no tiene suyo, ni un mínimo brillo?
¿Tu me habrás robado en tan poco tiempo,
el rayo esplendente con el que he nacido?
No quiero perderlo, y busco dentro mío,
un débil reflejo de lo que he tenido.
Pero no lo encuentro porque en ese sitio,
solo está tu nombre, ansiado y perdido.
Deseando que vuelvas opaco mis horas,
sin asumir nunca, que aún no he vivido,
que tengo luz propia, que hay otros caminos.
Que el amor que muere nunca resucita,
y hay amores nuevos en otros destinos.
Como la luciérnaga que vuela en las noches,
buscando el amor, ajena al peligro,
¡voy a encontrar luces donde hoy hay vacío!
Lograré arrancarte de mis pensamientos,
y construiré un mundo, donde reine el brillo….

Marga Mangione

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MIS JARDINES


He sembrado jardines en mi vida,
con jazmines, con lirios y con rosas;
y han venido a libar las mariposas,
el dulce néctar, sin dejar heridas.

Más no fue siempre fácil la jornada;
en ocasiones plagas lo invadieron,
y sin piedad mis cultivos destruyeron,
para marcharse sin dejarme nada.

Nuevamente mi mano presurosa,
sembró plantas de gajos, y semillas;
eliminé la maleza en la gramilla,
y coseché las flores más preciosas.

Pero al jardín seguían acechando,
los flagelos más graves y eficientes;
y siempre en cantidades suficientes,
terminaban mi labor aniquilando.

Sin embargo los males acaecidos,
no lograron quebrar mi fortaleza;
arranqué con vigor tanta vileza,
hasta volver a verlos florecidos.

He ido así regando con paciencia,
los sembrados que cuido con tesón,
poniendo en ello alma y corazón,
mientras conserva aliento mi existencia.

Pues sólo he de llevarme de este mundo,
las cosas bellas que pude cosechar;
esas que tuve la ventura de cuidar,
con sentimientos castos y profundos.

Qué más puedo pedirle a mi destino,
si me dio la fortuna de encontrar;
dentro de mi fuerzas para luchar,
y armas en contra de ese desatino.

Y así he de seguir hasta el final,
sembrando siempre las mas bellas flores;
esas que transformadas en amores,
me libran siempre del dolor, y el mal.


Marga Mangione
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AMANTES ETERNOS

Esta es la foto que me inspiró;
para escribir esta poesía...

Acércate mi amor hasta tocarme,
y reclina en mi hombro tu cabeza;
deja atrás el pesar y la tristeza,
y apresta los sentidos para amarme.

Nuestro lecho nupcial será la tierra,
tálamo que generoso nos guarece,
y mientras la pasión nos enloquece,
no oiremos los fragores de la guerra.

Haremos el amor, pero no temas
engendrar un retoño en tus entrañas,
no habrá castigos, ni miradas extrañas,
ni te excomulgarán con anatemas.

Cuando el amor termine, aquí estaremos,
tu cuerpo al mío unido por el lazo,
de este eterno, e inmemorial abrazo,
que hará que nunca más nos separemos.

Y la posteridad ha de encontrarnos,
en esta cama tan blanda y tan sencilla,
donde sobre el verdor de la gramilla,
encontramos un sitio para amarnos.

Deja que el mundo se hunda en su agonía,
que se fabrique su propia desventura,
mientras mis manos recorren tu cintura,
y yo te entrego mi cuerpo, y te hago mía.

No existen ni el pasado ni el futuro.
Si he de morir después de poseerte:
frente a la inmensa dicha de tenerte,
siento este instante inmaculado y puro.

No cambiaría tu amor por mil imperios,
que Oriente y Occidente me ofrecieran.
No habrá lujos, o riquezas que me dieran,
que me impidan penetrar en tus misterios.

¡Que los volcanes escupan sus infiernos!
¡Que se sequen los mares hasta el fondo!
¡Que se conviertan los hielos en un horno,
y al cielo lo reemplacen los avernos!

¡Qué importa que se hunda el mundo entero,
mientras ardan nuestros cuerpos de pasión!
¡Qué más da, el lugar, o la ocasión,
dónde pueda gritarte que te quiero!

Ven aquí, ¡que se caiga ya ese velo,
que cobija tus encantos primorosos!
¡Hoy seremos los amantes más dichosos!
Y mañana… solo huesos bajo el suelo…


Marga Mangione

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DISTORSIÓN


El ser humano… ¿se ha deshumanizado?


Premio Tercer Concurso Literario Francisco Petrarca,

“Padre de todos los Poetas”, de la Biblioteca Popular
Juan Bautista Alberdi, la Casa de la Cultura
Gral. Don José de San Martín y el Café Literario
de San Francisco Solano – 21 de Julio de 2007

Puedo escribirle a la luna y las estrellas,
a ese mar que inconstante baja y sube;
al cielo refulgente y a las nubes,
o a las flores coloridas y tan bellas.

Puedo cantar con fe mis emociones,
a los mágicos paisajes de la tierra;
y olvidarme del hambre y de la guerra,
que cunde por doquier por sus rincones.

Puedo decir absurda e inconsciente,
que no existen la muerte y el dolor;
que el ser humano reina con honor,
en un mundo generoso y esplendente.

Puedo ocultar fríamente la verdad,
ignorando que el hombre en su pasión;
provoca cataclismos y erosión,
destruyendo el planeta sin piedad.

Puedo engañar y engañarme cuanto quiera,
fingiendo que este plazo no termina;
que no es cierto que al mundo lo extermina,
la búsqueda brutal de una quimera.

Puedo hacerlo… ¿y qué gano en el intento,
de mostrar oropeles y reflejos;
en la falsa distorsión de algún espejo,
que esconde lo fatal y lo violento?

La realidad supera a la ficción,
la hora del final está muy cerca;
si no termina con su ambición tan terca,
causará el hombre: ¡su propia destrucción!


Marga Mangione
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EGOLATRÍA

Publicado en la Antología 6º Convergencia
Internacional de Poemas Junín País 2007
RECIBIENDO MENCIÓN DE HONOR


Yo quiero crear el único poema:
¡El absoluto, el inolvidable!
Aquél que brille cual valiosa gema;
el que se tornará; ¡irreemplazable!

Que recorra el universo en cien idiomas,
y que siempre con avidez sea leído.
Que lo lleve en sus alas la paloma;
y que nunca esté ausente ni perdido.

Que al escucharlo la gente se imagine,
el color de la rosa más hermosa.
Y que aspire perfume de jazmines,
en sus versos, sus rimas y sus prosas.

Pido perdón si el deseo es desmedido,
y si la egolatría es un pecado.
Pero aunque sea absurdo mi pedido;
¡quiero crear un poema idolatrado!

Es ése mi deseo más profundo,
mi ilusión más excelsa y persistente:
Quiero un poema que recorra el mundo,
y que sea recordado eternamente.

Porque serán los versos más sublimes,
que pueda leer el hombre a su albedrío.
El que al orbe de todo mal redime,
Yo… ¡pido solamente que sea mío!

No se rían de este vate y su locura,
porque sueña con estrofas increíbles.
Ni me pidan que actúe con cordura,
si piensan que ambiciono lo imposible.


Recuerden que de poetas y de locos:
todos tenemos un poco…


Marga Mangione

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martes, 29 de enero de 2008

ECOS DEL INFINITO

Mención de Honor Editorial Pórtico Azul
publicado en la Antología del Concurso de Cuento y Poesía 2005

Es una noche clara.
De pie en medio de la soledad,
contemplo las estrellas que brillan como diamantes,
en un firmamento límpido y azul.
El silencio me devuelve ecos del infinito,
y murmullos de misterio penetran en mi corazón...
¿Qué hay más allá?
¿Miles de galaxias que los científicos escudriñan?
¿Millones de almas de seres queridos,
que nos esperan para el reencuentro?
¿Astros elegidos por los enamorados,
para compartir su amor?
¿Un dios que nos cuida y nos protege,
aunque a veces, es injusto?
Frente a mí, tengo el misterio de la eternidad.
Sé que es una eternidad aparente,
que tal vez esa estrella que tanto me gusta contemplar,
hace siglos desapareció.
¡Pero es tan bella, que no puedo dejar de mirarla!
Mi mente sabe diferenciar lo prosaico de lo místico,
mi espíritu, no...
Pero esta noche es demasiado hermosa
para empezar a develar la intriga.
Me entrego a los designios de mi corazón y abro mi alma
para que penetre en ella el misterio del infinito, sin cuestionarlo.
Vivo este instante único e irrepetible.
Lo disfruto, lo atesoro en lo más recóndito de mi ser.
Lo almaceno en mi mente entre los momentos,
más preciados de mi vida.
Mis labios dejan escapar un suspiro que se lleva la angustia,
y al inhalar el aire fresco de esta noche tan maravillosa,
me lleno de paz...

Marga Mangione
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