jueves, 31 de enero de 2008

MI DUENDE SOLITARIO


Habita en mis espacios
vacíos de ternura,
un duende que el otoño
incorporó a mi piel;
un duende solitario
que me hace compañía,
eternamente joven,
y eternamente fiel.
Se esconde sigiloso
en medio de mi alma,
se arropa con recuerdos,
se alimenta de amor;
un amor que he perdido
consumiendo mis horas,
alimentando un sueño
que era sólo un error.
Un duende que pasea
por mis horas cansadas,
su bullicio de vida,
su silencio de muerte;
se mira en los espejos
con mi misma mirada,
apegado a mis horas,
y prendido a mi suerte.
¿Dónde se irá ese duende,
el día de mi partida?
¿Qué espacios desolados,
se atreverá a ocupar?
¿A qué otro solitario,
le brindara ternura?
¿O en el viaje postrero,
me habrá de acompañar?
Ese duende que habita,
mis vacíos espacios,
eternamente joven,
y eternamente fiel;
se ha instalado en mi alma
el día de su partida,
pues sabe que mi vida,
ya no es vida sin él.


Marga Mangione



Todos los textos de esta página

están protegidos por los derechos de autor

No hay comentarios: