
(Editorial Círculo de Escritores Independientes)
Chacabuco - Provincia de Buenos Aires
Con una mueca sutil
la luna me hacía un guiño.
Pero en mi mente febril,
hacía gala el desaliño.
Las estrellas cual diamantes
se descolgaban del cielo
y mis lágrimas brillantes
rodaban muertas al suelo.
Ya la noche se marchaba;
ella lucía su belleza.
Yo más sola me quedaba
toda empapada en tristeza.
De pronto la claridad,
comenzó a aparecer
y noté la realidad
del nuevo día al nacer.
Salió el sol, todo de fuego
y me inundó con su luz.
Pedí perdón en un ruego,
y me olvidé de mi cruz...
Marga Mangione
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1 comentario:
Un nuevo día, siempre deja atrás las sombras y la densa oscuridad que nos amedrentaba, apenas es un recuerdo.
Muy bonito. Graciela María de Vida Reflexion
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