jueves, 20 de marzo de 2008

AL COMPÁS DE UN BANDONEÓN




Hay luna de arrabal: zaguán y novios,
jardín de enredadera y de balcón.
Y una muchacha rubia, que soñando,
entona dulcemente una canción.


Hay luna de arrabal: noche en el barrio,
aromas de jazmín y bodegón.
Y un concierto de fuelles; que sonando,
despiertan la emoción del corazón.


Hay luna de arrabal: y en la cortada,
se escucha un tango malevo y compadrón.
¿Será el duende inmortal del gran Piazzola?
¿O es Pichuco, el que toca el bandoneón?


Hay luna de arrabal: y en el suburbio,
mi alma se ensancha al arrullo de ese son.
Porque un concierto genial de bandoneones,
desde el cielo, dirige el Creador.


Hay luna de arrabal: y en esa orquesta,
que llena el barrio de dicha y de placer,
tocan Fresedo, con Mafia, Eduardo Arolas,
Vicente Greco, Minotto, y Pontier.


Hay luna de arrabal: y entre esos hombres,
que modulan los sones del ayer,
está Paquita Bernardo, con su fueye,
y su sensible almita de mujer.


Hay luna de arrabal: vuelvo a ser piba,
y estoy bailando en los brazos de mi amor.
La calle es una pista donde el tango,
es sin corona y cetro, emperador.


Hay luna de arrabal: y mientras sueño...
¡Me siento libre al compás de un bandoneón!


Marga Mangione


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